31 enero 2019

Palabras mudas

No se sabe qué le condujo a ese extraño lugar. Ni siquiera recordaba su propio nombre. Parecía que toda su vida anterior a ese instante se hubiera borrado de repente. Miró a su alrededor. Era un paisaje inerte y desolador, con luz tenue cuya procedencia era un punto distante que no se distinguía qué era. El cielo apenas se podía distinguir entre las ramas entrelazadas de los árboles que perfilaban un sinuoso camino en el que se hallaba el misterioso personaje. El único ruido era el rumor que dejaban las ramas al moverse al son del leve viento que de vez en cuando recorría ese macabro bosque desprovisto de cualquier otro ser vivo. Parecía que tiempo atrás ese hubiera sido un hermoso bosque pero por algún motivo todo había perecido. ¿Todo?, se preguntó con cierta duda. Aquella luz era demasiada intensa y muy baja para ser la luna. Alguien debía manejar aquel supuesto foco artificial. 

Ante aquella sospecha que llenaba la mente borrada de ese hombre, lo motivó para recorrer el camino. El paisaje tampoco invitaba a quedarse pues cada nuevo detalle que descubría de ese bosque le entraban más escalofríos. Como el crujido que hizo su pie izquierdo que, a pesar de la poca luz, pudo percatarse que se trataba de pequeños huesos de algún animal. Por lo que no es de extrañar que en cada paso que daba acelerara el ritmo. 

Pero por mucho que corría el camino no tenía fin y la luz parecía permanecer siempre en la misma lejanía. Pero nuestro personaje tardó en darse cuenta. Cuando el cansancio empezaba a emanar decidió dar un alto y sentarse en el medio del camino pues no se atrevía a salirse de él. ¿Qué sucedía? ¿De verdad no había avanzado lo que él pensaba? Miró a su alrededor y no veía esos pequeños huesos que había pisado sin querer. Eso significaba que algo sí se había movido. Desesperado se propuso pedir ayuda. Se puso en pie de nuevo para intentar gritar lo más fuerte que podía, abrió la boca y... Nada. No es que nadie respondiera a su grito de auxilio, sino que ni siquiera salía un solo ruido de sus cuerdas vocales. ¿Qué estaba sucediendo? No recordaba nada, ni siquiera quién era y además, tampoco podía emitir un solo ruido, ni una palabra. La situación cada vez se volvía más exasperante. Probó otras fórmulas para pedir socorro, pero con el mismo éxito. Así que decepcionado volvió a sentarse. 

No se sabe cuánto tiempo pasó. Puede que 5 minutos, 30 o incluso una hora. Cansado, se levantó aunque puede que demasiado rápido pues se mareó y todo se volvió más confuso hasta traspasar el fino velo que separaba la realidad de los sueños. Aunque un sueño muy raro y breve. Tan sólo veía escrita a mano una palabra en un trozo de papel que él parecía sostener. En él figuraba la palabra "Comienza". Algo que no parecía tener algún sentido por sí solo.

Al poco tiempo volvió en sí. Comienza. ¿Qué querrá decir con eso? Lo repitió varias veces en su mente por si rescataba algo del olvido. Incluso lo dijo en alto y esta vez sí pudo articular esa palabra, aunque parecía que era la única pues el resto de palabras parecían imposibles de pronunciar. Comienza, comienza...  Se alivió un poco al poder pronunciar algo y oír algo más que ese silencio susurrado por los árboles. Pero no sólo eso cambió, pues al volverse hacia la luz esa realidad parecía alterada tras haber podido pronunciar una palabra. Aunque eso no alejaba su confusión, sino que se hundía más en ella.