Hacía tiempo que no escribía aquí. Los días han ido pasando sin darme cuenta hasta convertirse en semanas, y éstas en meses.
Ahora, mientras escucho Mujer contra mujer, ha vuelto en mí una extraña melancolía sin razón aparente. Nada tiene que ver con la canción. Sería así si hubiera por medio alguna historia que contar. Pero no es el caso. Más bien, los últimos días mientras fijo la mirada perdida en la ventana del tren, pienso que hay cosas que mejor enterrar y hacer como si nunca hubiesen pasado. Sé que nunca dejarán de haber existido, así que la única opción es ignorarlas hasta perderse en el inconsciente. Mientras no vuelvan a salir, todo debería ir a mejor.
De hecho, así ha sido. Mientras he estado ignorando todo lo que me atormentó en su momento, ha ido bien. Sin embargo, momentos como los de ahora, son los que desentierran recuerdos forzados al olvido. Recuerdos embarazosos y ridículos vagan por mi alrededor mientras tengo la mente sin distracciones. Intento ahuyentarlos negándolos. Pero es inútil. Todo aquello en realidad pasó.
