31 diciembre 2019

Fin de 2019

Como cada año voy a elaborar una especie de balance de lo que ha sido este año que terminamos hoy. Las navidades ya desde el año pasado no han vuelto a ser lo mismo que antes desde que mi padre falleciera, pero año tras año intentaremos recuperar un poco más el espíritu navideño.

Trabajo

Sigo en INDRA y no hay muchas más novedades en lo que respecta al trabajo. El equipo va creciendo y también vamos aprendiendo unos de otros. La verdad que estoy a gusto. A ver cómo va este año nuevo.

Viajes

El viaje más lejanos que hice este año fue a Nápoles. La verdad que es una ciudad caótica pero me gustó así y todo. Visitamos Pompeya y fue una visita interesante. Luego a lo largo del año he ido haciendo algunas escapaditas con Aitor como a Madrid (visita obligada anual), Binéfar y Lleida, Tossa y Granada.

Novedades

Como novedad de este año es que Aitor y yo ya hemos encontrado piso para vivir juntos. Nos ha costado unos meses encontrarlo pero al fin dimos con uno que se ajustara a nuestros gustos y bolsillos. Estamos muy contentos.

Otra novedad, aunque no tan relevante como la anterior es que me he vuelto a apuntar a Alemán. 

Felicitación

Como siempre tengo que felicitar a Pilar por su cumpleaños!! Pásalo genial y a ver si nos vemos este año por Barcelona y así os enseño el piso :D.

Para acabar

Bueno el resumen de este año ha sido muy breve. Empezaré el año en un nuevo piso, con mi pareja y estoy muy contento. A pesar de que todavía no empieza una nueva década (ahí dejo la discusión), para mí empieza una nueva etapa, sin compartir piso con nadie más que con él.

No me queda nada más que felicitaros una feliz Nochevieja y un feliz año nuevo!

PD: durante las uvas no hay que discutir el tema de la década!

21 junio 2019

Destino vacaciones

Las vacaciones son una manera de romper los grilletes de la rutina, y más si se viaja. Si se sale fuera se descontextualiza y facilita la desconexión con el día a día habitual en el trabajo, por ejemplo. Vas a otra ciudad, no tienes posibilidad de volver a algún hábito e improvisas. 

Eso ha sido nuestros últimos días. Cuatro días por Granada ha sido como entrar en una burbuja que nos ha permitido aislarnos del Mundo Diario. Un mundo regido por obligaciones que adquirimos al aceptar un empleo, u otros compromisos como gestiones con la administración pública, bancos, médicos, etc. Es una burbuja que, mientras no explote, te da la oportunidad de gestionar el tiempo libremente. Ese tiempo, cual relojes dalinianos, se torna laxo, irrelevante. Si se hace tarde, no importa. Si sobra tiempo, más cosas se podrán hacer. Es decir, que la tiranía de la segundera y sus dos hermanas queda en suspensión. 

Estas vacaciones han sido el respiro que necesitábamos para los dos y han sido muy bien aprovechadas. 

12 mayo 2019

Un año

Últimamente, el tiempo parece deformarse. Lo que sucedió hoy hace un año, a veces parece que fue ayer, y otras veces parece que hubo bastante más de un ayer. Aquello que hizo parar el mundo hace un año, parece repetirse una vez más. De nuevo los tic tac de los relojes van frenando para obligar el tiempo a detenerse a la vez que lo hace la realidad. Por muy despejado que esté el cielo, el azul se torna gris; los pájaros se detienen en mitad del vuelo; el vaivén de las ramas de los árboles también se quedan inmóviles; el ruido que nos envuelve se atenúa hasta enmudecer. Durante un instante, todo queda estático ante la perplejidad de lo que aconteció aquel día. 

Eso es lo que sentí cuando murió mi padre. Todo lo demás dejó de tener importancia. Todo lo demás se volvió superfluo e insignificante. No sabía qué hacer con esa rabia e impotencia que tenía en mi interior. Ese dolor fue el que provocó que se detuviera el tiempo para obligarnos a asumir esa triste verdad.

Pero hay que seguir adelante, y cada día nos acordamos de él. Y mientras lo hagamos, seguirá con nosotros. Cada día encuentro un detalle que me recuerda a él o me hace pensar en lo que él haría o diría.

Te echamos mucho de menos. 


30 abril 2019

In extremis

No sé cómo me las apaño últimamente que acabo dejando las cosas para el último momento, un buen ejemplo es este post que lo escribo a final de mes. Y no es que me guste "vivir al límite". Yo prefiero hacerlo todo con antelación para ir sin prisas, como por ejemplo, ir a coger el transporte público. Aunque a veces lo llevo muy al otro extremo, porque prefiero dejar perder el bus o el tren, antes que salir corriendo a alcanzarlo porque está a punto de salir.

Otro ejemplo es una cena que hacemos cada mes. Es hoy y, a estas horas, aun no sabemos ni dónde ni a qué hora iremos a cenar. 

Aun así, aunque a veces nos empeñemos en hacerlo con tiempo, por arte de magia, acabamos haciendo las cosas en el último segundo. 

18 marzo 2019

Nunca lo imaginé

Nunca imaginé que un día como hoy y el de mañana pudieran a llegar a ser tan tristes. Jamás llegué a divisar una realidad tan cruda en estas fechas. Como mucho que tardaría en ocurrir. Bueno, ni siquiera eso. 

Nunca llegué a pensar que el cumpleaños de mi padre dejaría de ser una feliz celebración; que no habrían más velas que soplar; que no habrían regalos por abrir. En fin, que no cumpliría un año más. Es tan injusto. Mientras que hasta el año pasado teníamos marcado este día, a partir de hace unos meses cada 18 de marzo se tornarían amargos, tristes. 

Tampoco imaginé que el día del padre abandonaría su esencia para dar paso una un día cruelmente corriente y vacío, envuelto de propagandas y ofertas para ese día pues el mundo fuera de nuestro entorno gira impasible ignorando nuestro dolor. Paso por delante de colegios y veo a niños con sus manualidades para sus respectivos padres, como yo hace muchos años cuando traía al mío el típico cenicero de barro o un estuche hecho a mano. Hasta el año pasado eso me traía buenos recuerdos, ahora se desdibujan y se mezclan con trazos grises y nostálgicos. 

En fin, que nunca imaginé que dos días consecutivos pudieran pasar de unas celebraciones a tan sólo recuerdos de las mismas años atrás. Nunca imaginé que te dedicaría estas palabras tan prematuramente. Nunca lo imaginé. 

Estés donde estés, te queremos mucho y te echamos mucho de menos.

🎵Hallelujah - Rufus Wainwright

25 febrero 2019

La radio

Debo reconocer que no siempre he sido fiel a las ondas de la radio. De pequeño no me atraía. ¿Qué era eso que tan sólo se podía oir? ¿Quiénes eran esas personas que hablaban? Puede que alguno me sonara, pero y ¿el resto? Uf, mucho esfuerzo por imaginarme esos seres que entraban en las casas a través de los altavoces o auriculares. 

Pero a medida que yo crecía, el interés también lo hacía. Principalmente fue mi padre quien ayudó a que me volviera un oyente más, aunque para aquel entonces de manera ocasional. Casi cada sábado iba a ayudarle al trabajo. Y lo que se oía siempre era a la periodista Marta Cailà, en RAC1, quien presentaba el Via Lliure en aquella época. Ese fue el primer programa que escuché y que me despertó el interés por la radio. Durante esos sábados era lo que siempre nos acompañaba a los dos y amenizaba esas horas. Aun hoy, cuando escucho ese programa, me acuerdo de aquellos momentos con él. Es otra manera de tenerlo conmigo aunque físicamente ya no esté.

Años más tarde pasé de oyente ocasional a uno diario. Mi trabajo como programador me daba (y me da) muchas veces la libertad de aislarme del mundo con unos auriculares y conectar con alguna emisora como muchos otros hacían en aquel mismo instante. Junto mis quehaceres, se añadía la tarea de sintonizar con el programa que quería escuchar en directo o bien en diferido, con los podcasts.  

Y cómo son las cosas, que mi pareja es un profesional del medio. En cada programa suyo, en cierta manera esa conexión nos vincula por las ondas, a veces lo pienso y suena bonito (¿y/o cursi?). Será que a veces me siento aludido. Como si dos personas que vivieran en distintos planetas de repente se ven el uno al otro a través de su telescopio enfocado al firmamento después de ir de estrella en estrella buscando a un igual. 

Así que poco a poco me he ido acercando a la radio por un motivo u otro, desde el principio por mi padre que era inseparable de su radio, y años más tarde por mi pareja. Y sé que llego algo tarde, porque ya han pasado algunas semanas del día mundial de la radio, pero felicito a los profesionales de este medio y quienes lo hacen posible. 


31 enero 2019

Palabras mudas

No se sabe qué le condujo a ese extraño lugar. Ni siquiera recordaba su propio nombre. Parecía que toda su vida anterior a ese instante se hubiera borrado de repente. Miró a su alrededor. Era un paisaje inerte y desolador, con luz tenue cuya procedencia era un punto distante que no se distinguía qué era. El cielo apenas se podía distinguir entre las ramas entrelazadas de los árboles que perfilaban un sinuoso camino en el que se hallaba el misterioso personaje. El único ruido era el rumor que dejaban las ramas al moverse al son del leve viento que de vez en cuando recorría ese macabro bosque desprovisto de cualquier otro ser vivo. Parecía que tiempo atrás ese hubiera sido un hermoso bosque pero por algún motivo todo había perecido. ¿Todo?, se preguntó con cierta duda. Aquella luz era demasiada intensa y muy baja para ser la luna. Alguien debía manejar aquel supuesto foco artificial. 

Ante aquella sospecha que llenaba la mente borrada de ese hombre, lo motivó para recorrer el camino. El paisaje tampoco invitaba a quedarse pues cada nuevo detalle que descubría de ese bosque le entraban más escalofríos. Como el crujido que hizo su pie izquierdo que, a pesar de la poca luz, pudo percatarse que se trataba de pequeños huesos de algún animal. Por lo que no es de extrañar que en cada paso que daba acelerara el ritmo. 

Pero por mucho que corría el camino no tenía fin y la luz parecía permanecer siempre en la misma lejanía. Pero nuestro personaje tardó en darse cuenta. Cuando el cansancio empezaba a emanar decidió dar un alto y sentarse en el medio del camino pues no se atrevía a salirse de él. ¿Qué sucedía? ¿De verdad no había avanzado lo que él pensaba? Miró a su alrededor y no veía esos pequeños huesos que había pisado sin querer. Eso significaba que algo sí se había movido. Desesperado se propuso pedir ayuda. Se puso en pie de nuevo para intentar gritar lo más fuerte que podía, abrió la boca y... Nada. No es que nadie respondiera a su grito de auxilio, sino que ni siquiera salía un solo ruido de sus cuerdas vocales. ¿Qué estaba sucediendo? No recordaba nada, ni siquiera quién era y además, tampoco podía emitir un solo ruido, ni una palabra. La situación cada vez se volvía más exasperante. Probó otras fórmulas para pedir socorro, pero con el mismo éxito. Así que decepcionado volvió a sentarse. 

No se sabe cuánto tiempo pasó. Puede que 5 minutos, 30 o incluso una hora. Cansado, se levantó aunque puede que demasiado rápido pues se mareó y todo se volvió más confuso hasta traspasar el fino velo que separaba la realidad de los sueños. Aunque un sueño muy raro y breve. Tan sólo veía escrita a mano una palabra en un trozo de papel que él parecía sostener. En él figuraba la palabra "Comienza". Algo que no parecía tener algún sentido por sí solo.

Al poco tiempo volvió en sí. Comienza. ¿Qué querrá decir con eso? Lo repitió varias veces en su mente por si rescataba algo del olvido. Incluso lo dijo en alto y esta vez sí pudo articular esa palabra, aunque parecía que era la única pues el resto de palabras parecían imposibles de pronunciar. Comienza, comienza...  Se alivió un poco al poder pronunciar algo y oír algo más que ese silencio susurrado por los árboles. Pero no sólo eso cambió, pues al volverse hacia la luz esa realidad parecía alterada tras haber podido pronunciar una palabra. Aunque eso no alejaba su confusión, sino que se hundía más en ella.